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- Decálogo de cualidades de un líder político humanista
“El liderazgo político, ejercido correctamente, enaltece y hace más noble a la persona. Nos acerca a los más necesitados y nos permite ayudarlos. Asimismo, para aquellos que aceptan la vocación del servicio público, el bien común es lo más importante en sus vidas”, estas palabras conforman el prólogo escrito por el Dr. Adalberto Rodríguez Giavarini en la obra Liderazgo Político , de Pablo Emilio Zitto Soria, la cual me ha servido de inspiración para escribir este texto en el que elaboro un decálogo de cualidades que, en mi opinión, debe tener un líder político humanista. Mi intención es que este decálogo sirva de inspiración para los jóvenes, para los que apenas están descubriendo su vocación política y comienzan a dar sus primeros pasos en esta tan noble, pero complicada actividad. El liderazgo político exige enfrentar constantemente los desafíos de la realidad social; razón por la cual, es fundamental fortalecer las cualidades que enuncio a continuación para ejercerlo de manera exitosa. Prudencia El líder político humanista debe practicar la prudencia todos los días de su vida, en todos los aspectos de la vida política, pues como decía Santo Tomás de Aquino “que el sabio nos enseñe, que el santo rece por todos y que el prudente nos gobierne”. Para Zitto Soria la prudencia es la “mayor virtud para gobernar” y sostiene que “elegir entre los medios disponibles hacia el mayor bien posible y aplicar los principios a las situaciones de hecho, son tareas propias del arte de gobernar” y que esto sólo se alcanza a partir de la prudencia. Para mí, la prudencia en el político significa cuidar qué dice, cómo lo dice y cuándo lo dice; es cuidar sus reacciones ante situaciones comunes y más aún, ante situaciones adversas, y también es cuidar cada uno de sus movimientos, incluso tratándose de su vida personal. Docilidad La docilidad en las personas políticas es la capacidad que deben tener unos y otras, para recibir y aceptar consejos y para escuchar; pero no para escuchar lo que quieren oír, sino escuchar lo que incomoda, para escuchar esas críticas constructivas que se presentan como oportunidades para mejorar. Al respecto, tengo una teoría con la que espero no herir susceptibilidades, y es, que los políticos -no todos, ni todas- llegan a tener un ego tan grande que muchas veces se convierte en soberbia y que los impulsa a siempre querer tener la razón. De manera que, los líderes políticos, además, deben practicar la humildad que al mismo tiempo es docilidad. Solercia La solercia para el líder político es, actuar objetivamente ante lo inesperado, sin olvidarse nunca de la prudencia y buscando siempre el bien común. En la acción política, podríamos decir que la solercia se refiere a la rapidez para resolver problemas o la habilidad para reaccionar ante una situación específica. Por ende, el liderazgo político requiere solercia en la toma de decisiones. Buena memoria Para ejercer un buen liderazgo político, se requiere poseer buena información del pasado, que sólo se logra con una buena memoria, pues como sostiene el autor: sin memoria no hay experiencia y sin experiencia no hay posibilidad de gobernar. Es importante mencionar los dos tipos de memoria, la memoria histórica, consecuencia del estudio de la historia, tan necesaria para todas las personas, pero en especial para los líderes políticos; y la memoria personal, que es la que nos recuerda quiénes somos, de donde venimos y en el caso de la política, quién nos ayudó a construir nuestras carreras, y esto a la vez nos convierte en personas agradecidas. Con una buena memoria, por ejemplo, se evita caer en absurdos como pedirle a España que ofrezca disculpas a nuestro país por la conquista y unos años después, solicitar la nacionalidad española. Intuición Quizá la más difícil, pues creo que es una cualidad que algunas personas tienen más desarrollada que otras; en el caso de las mujeres, por ejemplo, se dice que tenemos una intuición superior, aunque esto no excluye a los hombres de poder poseer una buena intuición, pues considero que ésta, proviene también de la experiencia. De manera que, a medida que contemos con más experiencia en el ámbito político, mayor podrá ser nuestra intuición para la realidad presente y los acontecimientos del futuro. Profetismo Al igual que la intuición, el profetismo se perfecciona a medida que se va adquiriendo mayor experiencia en el campo político y se refiere a la capacidad de los líderes políticos para anticipar de cierta forma los retos futuros, para gobernar o ejercer el liderazgo político. Además, para contar con esta cualidad, es imprescindible que los líderes políticos apliquen la lógica al momento de anticiparse a los desafíos propios de la realidad social en la que gobiernan. Agilidad mental Entiéndase como una agilidad adquirida gracias al estudio, no solamente de las ciencias políticas, sino de muchas otras áreas del conocimiento; los líderes políticos deben ser personas estudiosas y cultas por razones diversas, pero se me ocurre una: son las personas que pueden llegar a representarnos como país ante el mundo. Un líder político que fundamenta sus acciones y sus palabras en el estudio de los acontecimientos presentes y pasados, no caería jamás en el error de confundir los vocablos varón y barón. Fortaleza Necesitamos líderes fuertes y valientes, pero siempre prudentes. No se trata sólo de fortaleza física, sino también y más importante, de fortaleza de espíritu. La realidad a la que hoy se enfrentan los líderes políticos gracias a las redes sociales requiere de mucha fortaleza de espíritu, para sobrellevar -más no aguantar- los ataques de los que van a ser víctimas y anteponer siempre su vocación de servicio público. Además, un líder que cultiva su fortaleza es un líder que aguanta las extenuantes jornadas de trabajo, características de la acción política. Buen prestigio Relacionado con el punto anterior, hoy que vivimos en un mundo en el que la información está al alcance de todos y que absolutamente todo se sabe en tiempo real, es de suma importancia que los líderes políticos cuiden siempre sus acciones para contar con un buen prestigio y una buena reputación. El buen prestigio dota al político de credibilidad ante la ciudadanía, importantísimo a la hora de pedir el voto e importante, además, para poder señalar los errores de los adversarios políticos, pues recordemos ese dicho que reza “para tener la lengua larga, hay que tener la cola corta”. Humildad Por último y no menos importante, yo agrego a esta lista la humildad; Javier Cercas en su libro El loco de Dios en el fin del mundo, nos cuenta que G.K Chesterton decía que “todos los males del mundo proceden de algún intento de superioridad” y que, para él, la virtud insuperable es la humildad. Muy difícil hoy en día encontrarnos con políticos humildes porque pulula la prepotencia, la soberbia y los aires de superioridad. Si la política se practicara por vocación, nuestros representantes serían políticos humildes conscientes de que su llamado principal es el servicio y la búsqueda del bien común. Cuando la política se practica por vocación, nuestros representantes son líderes humildes que están conscientes de que su llamado principal es el servicio y la búsqueda del bien común; cuando no, ocupan como propios los aviones de las Fuerzas Armadas o se pasean por el mundo derrochando lujos que antes no lo podían hacer.
- Narrativas Políticas: ¿Transformación o Saturación?
En un contexto electoral marcado por la profusión de memes y propaganda, preguntarnos si realmente estamos ante narrativas políticas articuladas se vuelve una tarea primordial. Toda vez que es imprescindible analizar cómo la construcción de narrativas efectivas puede transformar la percepción pública, más allá de la mera transmisión de datos o eventos. En el campo de la política, la capacidad de organizar los elementos en una estructura cohesiva y significativa, involucrando conflicto, personajes y una trama que evoluciona, se ha vuelto una herramienta fundamental. Sin embargo, si no fuese por los memes que circulan por la red, o por la exagerada propaganda que es posible ver, uno no pensaría que estemos ante una de las elecciones con la mayor cantidad de cargos de elección popular a definir y también en un proceso histórico de continuidad de la denominada Cuarta Transformación o bien de alguna otra alternativa electoral a la vista. Esta aparente saturación de contenido nos lleva a cuestionar si realmente estamos ante narrativas articuladas o si, por el contrario, se trata de un uso indiscriminado del término. No hay narrativa, sin conflicto o problema por resolver ya que éste proporciona al protagonista aquello que debe superar. Lejos de ser un mero accesorio, el conflicto profundiza el desarrollo del personaje y enriquece la experiencia del público, conectando emocionalmente con ellos a través del "mito del héroe". Este concepto, donde el protagonista enfrenta un desafío crucial que lo propulsa a la acción, puede ser aplicado estratégicamente en el discurso político para resaltar el liderazgo y la capacidad de superación de una figura pública. Sin embargo, se diga lo que se diga, no hay a ciencia cierta alegría o demasiado interés en este proceso electoral. Pese a que todos los actores hablen de la narrativa de cada uno de los candidatos, quizás esta aparente falta de entusiasmo por parte del electorado nos lleva a cuestionar si realmente estamos presenciando narrativas que logren conectar emocionalmente con los ciudadanos. La narratividad, entendida como el proceso mediante el cual los eventos se suceden y se transforman dentro de un discurso, es crucial para la producción de sentido y la conexión emocional con el público. Al organizar los acontecimientos en una estructura cohesiva de inicio, desarrollo y desenlace, los líderes políticos pueden formar percepciones y guiar el comportamiento de los votantes a través de historias convincentes y emocionalmente resonantes. Finalmente, la narratología, el estudio de cómo se estructuran y se cuentan las historias, ofrece herramientas valiosas para entender y manipular la percepción pública. A través del uso consciente de elementos como la historia, el relato, la voz y el modo, los actores políticos pueden diseñar narrativas que resuenen con los valores y emociones del electorado, organizándolas según la estructura dramática clásica para maximizar su impacto persuasivo. En resumen, la construcción de narrativas efectivas se ha convertido en una habilidad indispensable en el campo de la política. Sin embargo, la aparente saturación de contenido y la falta de entusiasmo del público nos llevan a cuestionar si realmente estamos presenciando narrativas articuladas o si, por el contrario, se trata de un uso indiscriminado del término. Para transformar la percepción pública, los líderes políticos deben comprender y aplicar principios como la peripecia, el conflicto, la narratividad y la verosimilitud, creando historias convincentes que conecten emocionalmente con los ciudadanos y guíen sus decisiones. Solo así podremos discernir si estamos ante una verdadera transformación narrativa o ante una simple saturación de contenido.
- De retórica y resiliencia: México tras el debate
Este domingo, tras concluir el debate, cada partido proclamó a su candidato vencedor: Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez. Al igual que en el cuento japonés del pintor Notcha, quien, para escapar del emperador que lo tenía preso, pintó un cuadro, entró en él y huyó por el paisaje que había creado; así, por inverosímil que parezca, cada uno de los presidenciables optó por pintar el cuadro de su propia realidad, buscando refugiarse en ella. Una salida imaginaria hacia adelante. Sin embargo, en el México del "mirar profundo", en palabras de Chela Sandoval, el lunes comenzó en la plaza, el metro, el bullicioso comercio del campo o de la gran ciudad, con esa increíble resiliencia tan característica del mexicano, que busca prosperar pese al gobierno y no gracias a él. Aguantar. Así definió la cultura mexicana un francés en su libro El verbo de las culturas. El mexicano, escribió, aguanta, porque posee una cultura que siempre expresa un gozo por vivir, pese a todo. Y es que, si de una radiografía se tratase, los grandes temas del debate dejaron un sinsabor, en torno a lo que la realidad nos dice sobre economía, empleo, inflación, pobreza, desigualdad, cambio climático y desarrollo sustentable. En materia de economía, según el Banco Mundial, México creció un 3.2% en 2023, aunque durante 2024 ha mostrado una desaceleración que podría llevar a cerrar el año con un crecimiento del 2.8%. Al cierre de 2023, la tasa de desempleo en el país fue del 2.6%, el porcentaje más bajo desde que el INEGI tiene registros comparables y también la tasa más baja entre los principales socios comerciales de América del Norte. En cuanto a la inflación, la fuerte apreciación del peso en los últimos dos años ha contribuido a contenerla, situándose actualmente en torno al 4%, con previsión de mantenerse hasta 2025. Si algo hemos de reconocer a los tres candidatos, sin embargo, como producto de un espíritu de esta época y de una crisis capitalista sistémica que algunos describen como liminal o interregno, es que el lacerante tema de la pobreza y la desigualdad está hoy en el debate permanente. Según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), la cifra de población en pobreza fue del 43.2% en 2016; en 2018, se ubicó en el 41.9%; en 2020, subió al 43.9%, mientras que para 2022, el dato más actualizado, la cifra se posicionó en el 36.3%. México, por lo tanto, tiene ante sí el gran reto de desarrollar un verdadero sistema nacional de cuidados y de establecer líneas de política pública que realmente igualen las condiciones para todos los mexicanos. El cambio climático es una realidad ineludible en nuestros tiempos. Ya no hay espacio para negacionistas o terraplanistas climáticos. Actualmente enfrentamos una de sus manifestaciones más críticas: el estrés hídrico. Este fenómeno es un claro indicativo de los desafíos que tenemos por delante, incluyendo el riesgo de nuevas desigualdades si no se actúa con urgencia. Es crucial mantener y mejorar la infraestructura de agua y saneamiento, así como desarrollar un plan integral para la gestión de los recursos hídricos. El debate fue, en este sentido, algo ya esperado. Pocos mexicanos lo vieron; los equipos de los candidatos se autoproclamaron victoriosos; una pléyade de hashtags surgió a raíz de él. Mientras tanto, para los mexicanos - parafraseando al famoso cuento de Monterroso - cuando despertaron después del debate, el gran desafío de su realidad aún estaba allí.
- México y sus nuevas desigualdades: Automatización y cambio climático
“¿Por qué dejaron su planeta?”, pregunta Jin Cheng a una emisaria de la civilización extraterrestre San Ti, que planea invadir la Tierra. “Por el caos”, responde ella. “Nuestro sistema solar hacía imposible la vida estable y continua. Ustedes, los humanos, han desarrollado su civilización y progreso gracias a la estabilidad y a la tecnología”. Esta paráfrasis del diálogo de El dilema de los tres cuerpos , novela de Cixin Liu adaptada por Netflix, nos recuerda que, en gran medida, el progreso humano ha sido posible gracias a la estabilidad de nuestro clima y la capacidad de aprovechar los recursos del entorno mediante la tecnología. Sin embargo, hoy en día, la presencia cada vez más recurrente y caótica de sequías, abundantes precipitaciones, temperaturas extremas y tormentas, resultado de los efectos del cambio climático, ha añadido nuevos elementos a las desigualdades ya imperantes en nuestro país. Nos encontramos como caminando en una pista de hielo que puede quebrarse bajo nuestros pies. Sin embargo, esta no es la única nueva invitada a esta "rifa del tigre" de las nuevas desigualdades. La creciente incorporación de la automatización y la inteligencia artificial en los procesos productivos también sugiere un aumento en la desigualdad y la eliminación de empleos, según indica el Artificial Intelligence Index Report 2024 del Stanford Institute for Human-Centered Artificial Intelligence (HAI). Una mirada al desafío que enfrenta la automatización y la inteligencia artificial nos revela que, de acuerdo con Vélez Grajales y Monroy-Gómez-Franco, “cerca del 65% de las plazas laborales en México ya podrían ser sustituidas, o estarían cerca de serlo, por máquinas” (2021, p. 143). Además, según el Artificial Intelligence Index Report 2024 , solo el 20% de las organizaciones en América del Norte consideran que los riesgos de equidad son relevantes para sus estrategias de adopción de IA. Esto sugiere una menor conciencia o priorización de la equidad en IA en esta región, lo que podría contribuir al aumento de la desigualdad a medida que la IA se integra más en diversos aspectos de la vida y la economía. El desafío de la inteligencia artificial y la automatización es grande, y lo es aún más el del cambio climático y sus consecuencias, cuya visibilidad no hará sino agudizarse. Una muestra de ello es lo que encontraron María Eugenia Ibarrarán, Elizabeth Malone y Antoinette Brenkert al evaluar la capacidad de las entidades federativas mexicanas para enfrentar los impactos del cambio climático. Esta capacidad, denominada resiliencia, depende de los recursos económicos, humanos, cívicos y ambientales disponibles en cada estado, así como de su vulnerabilidad relacionada con la infraestructura, los servicios de salud, la seguridad alimentaria y los ecosistemas. Descubrieron, lamentablemente pero no sorprendentemente, que los estados del sur de México presentan una resiliencia más baja y una mayor vulnerabilidad. Concluyeron que las regiones que probablemente sufrirán mayores daños por el cambio climático son también las que tienen menos recursos para mitigar sus efectos: Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Veracruz, campeones de la desigualdad en nuestro país. Ante este panorama, ¿cuáles son los desafíos de estas nuevas desigualdades? En materia de políticas públicas, es crucial cuidar y redirigir el relato, orientándonos hacia una respuesta resiliente, tanto en materia climática como en el avance tecnológico que se avecina. La visión que se tenga de estos desafíos es crucial. Uno se presenta en formato de problema y otro en formato de conflicto. Los problemas se resuelven; los conflictos buscan enemigos y culpables. Dado que el “enemigo” nos sobrepasa, bien haríamos todos los mexicanos en formar un frente común para evitar estas desigualdades climáticas y tecnológicas. El Estado debe ser un agente promotor y firme en su papel regulador. Aunque nada de esto parezca “urgente” ni políticamente rentable, es fundamental que, como sociedad, visibilicemos y discutamos estos temas, buscando múltiples soluciones, reflexionando y actuando desde un cuestionamiento ético fundamental: ¿Seremos buenos ancestros?
- La historia oculta de la autosuficiencia alimentaria ¿Dónde está México?
El progreso humano es impresionante, pero a menudo olvidamos cómo llegamos a él. Corría la mitad del siglo XIX y Europa pasaba hambre. Sus suelos estaban erosionados y su producción agrícola menguaba. Una solución vino entonces del otro lado del mundo, específicamente de las costas de Perú y Chile. Científicos descubrieron que el guano, la acumulación masiva de excremento de murciélagos, aves marinas y focas, era rico en nitrógeno, amoniaco y salitre, elementos indispensables para aumentar la productividad de los suelos y, por tanto, de los alimentos. De Tarapacá y, luego de Antofagasta, donde la naturaleza generó grandes reservas, comenzaron a salir enormes cargamentos de guano que, en breve tiempo, alejaron el fantasma del hambre de Europa. Pero no era suficiente. El mundo iba encaminado a requerir nitrógeno en cantidades industriales para mantener su crecimiento y la productividad de sus tierras. Había que lograr una solución artificial. Esta llegó hacia 1913, en los albores de la Primera Guerra Mundial, gracias a la primera planta de síntesis de amoniaco del mundo, la cual empezó a funcionar en Oppau, Alemania. Es importante hilar cabos, ya que la síntesis del amoniaco necesario para producir fertilizantes nitrogenados depende ahora en gran medida del gas natural como fuente de hidrógeno. ¿Y de dónde se obtiene el gas natural? En esencia de yacimientos naturales, principalmente en pozos petrolíferos. Hoy en día, el amoniaco, según Vaclav Smil en su ilustrativo libro "Cómo funciona el mundo: Una guía científica de nuestro pasado, presente y futuro" , es uno de los cuatro pilares de la civilización moderna. Sin su uso como principal fertilizante nitrogenado (directamente o como materia prima para la síntesis de otros compuestos nitrogenados), sería imposible alimentar a entre un 40 y un 50 por ciento de la población que habita este planeta. Dicho de manera simple: cerca de cuatro mil millones de individuos no estarían vivos si no fuera por el amoniaco sintético. Puesto en perspectiva, de acuerdo con el Foro Económico Mundial, el amoniaco desempeña un papel vital en la agricultura y la cadena mundial de suministro de alimentos. Según las Naciones Unidas, la población mundial sigue creciendo y alcanzará los 9 mil millones en 2050. Para entonces, en la misma superficie terrestre, se espera que la demanda de producción de alimentos aumente en un 60%. En lo que respecta al tamaño del mercado de amoníaco, se estima que alcanzará 188,44 millones de toneladas en 2024, y 206,80 millones de toneladas en 2029. El sulfato de amonio es en México uno de los fertilizantes más usados en maíz, trigo y arroz, cultivos que son de seguridad y soberanía alimentaria y en los que nuestro país es altamente deficitario, ya que se importa el 45 por ciento del maíz que se consume, el 63 por ciento del trigo panificable y el 82 por ciento del arroz. Estamos entonces ante un tema de autosuficiencia alimentaria. ¿Cómo lo ha abordado México? De manera un tanto titubeante, dado la importancia estratégica de este asunto. México cuenta actualmente con cuatro plantas de amoniaco en Cosoleacaque, pero en los últimos años solo se ha operado una de ellas. Está planeado que Pemex las rehabilite, pero estas operan por debajo de su capacidad debido a la falta de mantenimiento y gas. México, en vías de lograr su autosuficiencia alimentaria, debería contemplar de manera seria y comprometida todas aquellas acciones en materia de política pública que garanticen la autosuficiencia alimentaria. Dependemos del amoniaco, pero también contamos con la capacidad de Pemex para producirlo de manera artificial. No es un asunto baladí, toda vez que se cierne sobre nuestro país, no solo domos solares, sino también crisis energética y, si no nos avocamos a ello, quizás también una crisis alimentaria. Se trata, sin embargo, de aspirar en cierta medida a la creación de un futuro mejor a través de esfuerzos concretos y planificación estratégica, lo cual es esencial para lograr un progreso sostenible y significativo. ¿Lo lograremos? ¿Los próximos dirigentes del país se avocarán a ello? Ya lo veremos. Mientras tanto, visibilicemos y actuemos.
- Ineficacia democrática y la política del selfie.
¿Qué tienen en común actores políticos tan distintos como Nayib Bukele, Donald Trump o Javier Milei desde la esfera comunicativa? La respuesta es que todos manejan el espectáculo político como su principal ejercicio comunicativo. Una política basada en la emoción inmediata. Política selfie, juego de planos, manejo del enfoque y una campaña permanente, incluso en el ejercicio de gobierno. A estas alturas, y después de un proceso democrático tan relevante para los mexicanos como lo fueron las elecciones del 2 de junio, resulta conveniente mirar el espejo de las democracias donde ha perdido sentido el discurso y la laboriosidad del ejercicio de gobierno, para dar lugar a que prime la comunicación de las imágenes. Desde la vieja Europa, nos llegan señales sobre las consecuencias de jugar en exceso con las emociones, como lo muestra el ascenso de partidos de extrema derecha en las recientes elecciones para el Parlamento Europeo de 2024. Reconozcámoslo, una capa de la población mundial está cansada del sistema, de los partidos y los políticos tradicionales. Para muestra, los resultados del estudio de Latinobarómetro 2023, en el que se resalta que solo el 48% de los ciudadanos latinoamericanos apoya la democracia. Sin embargo, también es cierto que los perfiles políticos que viven en campaña permanente y que han llegado a ser jefes de estado, desfondan el acto de gobernar. Este es uno de los grandes retos que encara el actual gobierno electo en nuestro país. La tarea no es menor. México es el país hispanohablante más grande del mundo, una nación transfronteriza cuya población, sumada a los 20 millones de mexicanos que viven en Estados Unidos, supera a la totalidad de habitantes de los tres países hispanos que le siguen: Colombia, España y Argentina. Desde su perspectiva cultural, Samuel Huntington tenía razón en su diagnóstico sobre los mexicanos cuando aseveraba que, “la continuidad de los elevados niveles de inmigración mexicana, unida a las bajas tasas de asimilación de tales migrantes a la sociedad y la cultura estadounidenses, acabarían por transformar a Estados Unidos en un país de dos lenguas, dos culturas y dos pueblos incompatibles en muchos y muy importantes aspectos”. De ahí el gran reto y liderazgo que deberá ejercer la primera mujer en ser jefa de gobierno y de estado en nuestro país, y también la primera en el eje de las democracias de América del Norte. Una mujer que, junto a otras 13 mujeres gobernadoras, marca también un escenario novedoso en el ejercicio del poder a nivel nacional y subnacional en México. Más allá del desconcierto de unos y el triunfalismo de otros, vale la pena recordar que los problemas del país no desaparecieron el día de la elección. Una cosa es la campaña y la elección, y otra gobernar para solucionar los graves problemas por los que atraviesa el país. México se enfrenta a una crisis multifacética que incluye una serie de alarmantes estadísticas: 189 mil homicidios dolosos hasta la fecha. La pobreza afecta a 47 millones de mexicanos y 51 millones carecen de acceso a servicios de salud. En el ámbito educativo, 25 millones de personas padecen carencias significativas. Además, el crimen y la delincuencia organizada controlan un tercio del país. El crecimiento económico es prácticamente nulo, con una tasa anual inferior al 1%. México ocupa los últimos lugares en los índices internacionales de corrupción, Estado de derecho y crimen organizado. Grandes desafíos que ameritan grandes acciones. En el mediano plazo, sin embargo, no podemos dejar de mencionar algunos temas que desde ahora conviene plantear, ya que nos alcanzarán más tarde que temprano. De acuerdo con el informe "México en 2050" de la Universidad Nacional Autónoma de México, editado por Manuel Aguilera Gómez, se señala que México enfrentará en breve tres grandes crisis: la crisis financiera recurrente del Estado, la crisis de las pensiones y la crisis del federalismo. Estas crisis demandarán reformas estructurales profundas para garantizar la estabilidad y el desarrollo sostenible del país. Por tanto, ha llegado el momento en el que la arenga democrática y la política selfie dejen un espacio a la realidad, a la gente, a sus necesidades y sí, también a sus sentimientos, pero sin filtros, sin tanto edulcorante y de manera más humana. Se avecinan tiempos democráticos relevantes.
- Los desafíos de la nueva cara del poder en México
Según la mitología griega, Damocles fue un cortesano al que se le concedió por un día ser rey y gozar de todos los privilegios inherentes al cargo. Cuenta la historia, que Damocles ocupó su trono y disfrutó de un banquete con todo tipo de lujos. Al finalizar el día, se dio cuenta, sin embargo, que sobre su cabeza pendía una espada atada al techo solo por un hilo fino. Entonces fue cabalmente consciente de que todo privilegio conllevaba también sus responsabilidades y peligros, y que todo trono tiene también, en cierta manera su cruz. Todo gobernante popularmente electro en consecuencia, goza del poder y la libertad de ejercer dicho poder, pero también, de la responsabilidad que implica el ejercicio de gobierno. Y es que, después de la algarabía y embriaguez que ha traído para los vencedores sus triunfos en Chiapas, Guanajuato, Jalisco; Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz; Yucatán y la Ciudad de México, donde se eligieron gobernadores, además de Congresos Locales, Ayuntamientos, Juntas Municipales y Alcaldías, para dar un total de 19 mil cargos; hay una especie de tiempo liminal o interregno, entre los que aún detentan el poder y los que están ya por entrar, pero que aún no ejercen plenamente su cargo de representación. Es por eso, que, quizás, en el mar desafíos que enfrenta nuestra democracia, no está de más hacer una apelación a la responsabilidad de los gobernantes para salvaguardar y procurar la cabal salud de nuestra democracia, apostando por una especie de agenda mínima para evaluar el ambiente democrático en el que se desempeñará su ejercicio de gobierno, y las medidas necesarias para su fortalecimiento a través de las instituciones. Se atribuye a Jurgen Habermas la propuesta de un grupo de normas ideales por medio de las cuales se pueden identificar y evaluar a las democracias. Ideales en el sentido que planteaba Sartre, cuando escribió sobre seguir las estrellas: “nunca las alcanzaremos. Pero igual que los marinos en alta mar, trazaremos nuestro camino siguiéndolas” A saber, y de acuerdo a los criterios planteados por Habermas, estas normas que nos permiten evaluar a nuestras democracias son el grado de intensidad en que exista: · Inclusividad · Agendas abiertas de temas a discusión · Deliberación racional altruista y · Una orientación al bien público. Estos criterios podrían ayudarnos a evaluar y juzgar el carácter democrático (o no) de los sistemas y prácticas que se llevan a cabo en México. En México, la inclusividad es esencial para asegurar que todos los sectores de la población tengan una participación equitativa en el proceso político. Es crucial garantizar que tanto las minorías como los grupos marginalizados no solo estén representados, sino que también tengan un papel activo en la formación de políticas. Aquí nos podemos preguntar: ¿Qué medidas se han implementado para asegurar una participación plena de todos los grupos en la vida política? ¿Existen políticas efectivas para combatir cualquier forma de discriminación en la participación política? Las agendas abiertas , que permiten la discusión de cualquier tema de interés público, son vitales para un diálogo democrático fructífero. En México, es fundamental que temas delicados como la corrupción, la violencia del narcotráfico y los derechos humanos se discutan abiertamente para encontrar soluciones inclusivas y efectivas. Los tomadores de decisiones bien podrían preguntarse ¿Se permite realmente una discusión libre de todos los temas críticos para la sociedad? ¿Hay mecanismos para proteger a quienes abordan y evidencian temas sensibles de posibles represalias? La deliberación racional altruista implica que los debates en la esfera pública deben estar guiados por la lógica y el interés por el bienestar colectivo, más allá de intereses personales o de grupos. Esto es un antídoto contra la polarización y el partidismo extremo, y es crucial en México para asegurar políticas públicas más equitativas y justas. Aquí las preguntas para el gobernante serían ¿Los debates en México se fundamentan en evidencias y análisis objetivos? ¿Cómo se verifica y se mantiene la transparencia de la información que alimenta el debate público? Finalmente, la orientación hacia el bien público exige que las decisiones gubernamentales busquen el mejoramiento del bienestar general. Es necesario evaluar continuamente las políticas para asegurarse de que beneficien a la mayoría y no solo a las élites. Esto requiere preguntarse: ¿Cómo se evalúan las políticas para ver su impacto en diferentes segmentos de la población? ¿Existen procesos para ajustar políticas que favorecen desproporcionadamente a pequeños grupos en el poder? Reconozcamoslo, Se habla mucho de libertad y de derechos, pero muy poco de deberes y responsabilidades. Cuando tanto uno como otro son necesarios. Diversos pensadores lo han manifestado. Recuerdo por ejemplo a Boaventura de Sousa quien lo expresa en su propuesta por una Nueva Declaración Cosmopolita de los derechos y deberes humanos [1] Por otra vía, lo refiere Víctor Frankl cuando menciona lo siguiente: “La libertad es una parte de la historia y la mitad de la verdad. La libertad es la cara negativa de cualquier fenómeno humano, cuya cara positiva es la responsabilidad. De hecho, la libertad corre peligro de degenerar en mera arbitrariedad, salvo si se ejerce en términos de responsabilidad. Por eso yo aconsejo que la estatua de la Libertad en la costa este de los Estados Unidos se complemente con la estatua de la Responsabilidad en la costa oeste " Responsabilidad e Instituciones fuertes, sin personalismos, son más necesarios, hoy que nunca. Nuestros gobernantes ¿Estarán a la altura?
- Rompiendo Barreras: ¿Cómo un Sistema de Cuidados Puede Transformar la Movilidad Social en México?
En México, la movilidad social y el diseño e implementación de un sistema de cuidados forman parte de una agenda estratégica debidamente entrelazada sujeta de atención para esta nueva administración. La movilidad social, entendida como la capacidad de una persona para cambiar su situación socioeconómica, es fundamental para el desarrollo de una sociedad equitativa. Al mismo tiempo, un sistema de cuidados integral y equitativo es esencial para garantizar que todos los ciudadanos, independientemente de su origen, tengan la oportunidad de progresar. Esta diada, bien estructurada puede fomentar la movilidad social y reducir las desigualdades en México. Expliquémonos. La movilidad social en México puede ser entendida desde tres perspectivas clave: movilidad absoluta, movilidad igualadora y movilidad como independencia del origen. La movilidad absoluta se refiere al cambio en la situación socioeconómica de una generación a otra, ya sea en términos ascendentes o descendentes. La movilidad igualadora evalúa la reducción de desigualdades entre generaciones, mientras que la movilidad como independencia del origen analiza hasta qué punto los resultados de una persona están desvinculados de las condiciones iniciales de su familia. Un estudio del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) revela que el 26% de las personas del quintil más bajo han logrado salir de la pobreza, pero al mismo tiempo, el 10% más rico ha incrementado su porción de la riqueza total de 71% a 79% entre 2011 y 2021 . Esta dualidad muestra que, aunque hay avances, las brechas de desigualdad persisten y, en algunos casos, se amplían. A la par, la organización social del cuidado en México actualmente recae desproporcionadamente sobre las mujeres. Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el 75% del cuidado remunerado es realizado por mujeres , lo que limita su participación en el mercado laboral y sus propias posibilidades de movilidad social. Por tanto, un sistema de cuidados efectivo puede liberar tiempo para que las mujeres participen en actividades económicas, lo que incrementa su ingreso y mejora su situación socioeconómica. Además, la provisión de servicios de cuidado infantil de calidad puede duplicar la movilidad social de las mujeres del quintil más bajo, aumentando su posibilidad de salir de la pobreza de un 32% a un 63%, de acuerdo con información de la misma CEPAL. Para avanzar hacia un sistema de cuidados integral en México, sin embargo, es fundamental establecer un marco legal y normativo que reconozca el derecho al cuidado, incluyendo el derecho a cuidar, ser cuidado y el autocuidado. Este marco debe alinearse con las políticas de equidad de género y derechos humanos, creando centros de cuidado para infancias, personas con discapacidad y adultos mayores, además de desarrollar la infraestructura adecuada para facilitar estos servicios. He ahí una agenda que actualmente está “atorada” en el senado. Es igualmente importante proporcionar servicios domiciliarios y de cuidado en el hogar, tales como asistencia personal, servicios de rehabilitación y formación en prácticas de crianza. La formación y certificación de cuidadores, tanto remunerados como no remunerados, es otra asignatura pendiente y esencial para asegurar la calidad del servicio y condiciones laborales dignas. La implementación de políticas que promuevan la redistribución de responsabilidades de cuidado entre todos los miembros del hogar y otros actores del "Diamante del Cuidado" (estado, mercado, comunidad y hogares) es una medida necesaria para avanzar hacia la corresponsabilidad. El financiamiento del sistema de cuidados debe abordarse mediante la creación de mecanismos financieros innovadores, como bonos de género y reducciones impositivas, para garantizar su sostenibilidad. Promover la inversión en servicios de cuidado no solo es una medida de justicia social, sino también una estrategia de desarrollo económico y social, que puede tener un impacto positivo significativo en la estructura socioeconómica del país. Al reducir la carga de cuidado sobre las mujeres, se facilita su integración en el mercado laboral, se incrementa el ingreso disponible del hogar y se fomenta la igualdad de oportunidades. Estudios indican que el acceso a servicios de cuidado incrementa la participación laboral femenina en un 10.3% y duplica las posibilidades de movilidad social de mujeres del primer quintil. En México y en los albores del inicio de una nueva administración, Invertir en un sistema de cuidados no solo es una medida de justicia social, sino también una estrategia de desarrollo integral que puede transformar la estructura socioeconómica del país, creando una sociedad más equitativa y justa para todos. ¿Será este el sexenio del sistema de cuidados y de la movilidad social?
- Chiapas. Un Leviatán fragmentado
Drogas, armas, personas. Una triada que nutre de manera constante y permanente, al crimen organizado, en las fronteras geográficas de un territorio, el chiapaneco, donde prácticamente 7 de cada 10 personas son pobres. Chiapas. Donde la Iglesia, conservadora y progresista en diferentes momentos y ritmos ve caer a sus más progresistas representantes que elevan la voz frente a las injusticias. El último de ellos, el Padre Marcelo Pérez Pérez, párroco de la Iglesia de Guadalupe en San Cristóbal de las Casas. Y es que, a todas luces, el crimen organizado, que ha sembrado miedo y dolor en diversas regiones del país, no es la excepción en territorio chiapaneco. La violencia en esta región refleja un problema estructural que demanda una respuesta integral y urgente del Estado, pero que también nos hace patente la presencia de un tejido social rasgado. Un escenario de violencia e inseguridad multicausal. Donde tan artero asesinato y tal descomposición social, no sería posible, sin la colusión de distintos actores en la cristalización de un engranaje al servicio del crimen y la corrupción. Desde caciques aliados con el crimen organizado, quienes, por conveniencia e interés económico, perpetuan y mantienen formas de producción cimentadas en actividades primarias y la poca o nula transformación y agregación de valor en los productos y servicios, hasta autoridades, municipales, estatales y federales que se hacen de la vista gorda ante lo que sucede. Chiapas, la de una marcada diferenciación de clases económicas y raciales: dicotomías entre el blanco y el indígena. Entre el que posee mucho y el que nada tiene. Chiapas, caldo de cultivo, por tanto, para alternativas de desarrollo al margen de la economía legal y de las relaciones sociales que parten de la convivencia en sociedad. Escenario de las desigualdades que llevan a las juventudes a la siguiente reflexión: “Por lo menos, si he de vivir poco, que sea al límite, entre la opulencia y el respeto breve, más llevadero a esta permanente miseria”. Cambio mi vida y energía por un plato de lentejas, como en la parábola bíblica. Chiapas, la de niebla que desaparece por la hilera de cerros que bajan a Palenque hacia los grandes ríos; hacia la lejanía concisa de las imágenes. De abundantes recursos, y de cultura imponente. Frontera de México, en cuya fisonomía la población migrante internacional se ha vuelto parte del paisaje, ante la claudicación del mismo Estado. Un Leviatán desdentado, achicado frente al escenario que se le presenta ante sí. Bien lo mencionaba en su conceptualización teórica Joel S. Migdal, cuando despojaba al Estado de su análisis abstracto y nos remitía, de manera más modesta, a ver al Estado no como una entidad monolítica con control absoluto sobre la sociedad, como plantean algunas teorías tradicionales, sino más bien como un conjunto de instituciones fragmentadas que interactúan y compiten con múltiples grupos sociales —como clanes, empresas, partidos y otras organizaciones— para ejercer influencia y definir las normas que rigen la conducta de las personas. ¿El Crimen organizado lleva ya la delantera? Nos preguntamos. Una mirada histórica reciente nos muestra en el territorio sureño un levantamiento armado en 1994 que exigía autonomía. Los Chiapanecos, sentían- sienten- que el Estado ha hecho poco o nada por ellos. Tampoco sorprende que no podamos contar con servicios públicos de calidad en todo el territorio, ni que los grupos delincuenciales armados le puedan plantar cara al Estado. Como lo menciona Raymundo Campos en su libro más reciente: “El caso de Chiapas puede calificarse de trágico: en específico, una tragedia silenciosa, porque al parecer no hay nadie en el país que se interese por esta divergencia tan tremenda. Chiapas es la entidad con la mayor pobreza, la segunda donde se hablan más lenguas indígenas (después de Oaxaca) y es el estado con el menor PIB por habitante [1] ” Un laberinto, nudo gordiano que espera una respuesta del Estado, porque como menciona el poema “El Sistema” de Eduardo Galeano. Los funcionarios no funcionan. Los políticos hablan pero no dicen. Los votantes votan pero no eligen. Los medios de información desinforman. Los centros de enseñanza enseñan a ignorar. Los jueces condenan a las víctimas. [1] Campos Vázquez, Raymundo M.. Desigualdades: Por qué nos beneficia un país más igualitario. Grano de Sal. Edición de Kindle. Los militares están en guerra contra sus compatriotas. Los policías no combaten los crímenes, porque están ocupados en cometerlos. Las bancarrotas se socializan, las ganancias se privatizan. Es más libre el dinero que la gente. La gente está al servicio de las cosas. La pregunta sigue abierta: ¿es posible que el Estado mexicano recupere su fuerza y brinde a Chiapas la justicia y el desarrollo que tanto necesita?
- México: ¿Una cultura fracasada?
¿Es México una cultura fracasada? La pregunta es provocadora, pero los escándalos de corrupción, la violencia del narcotráfico y la crisis moral del partido gobernante obligan a reflexionar. La inteligencia social se define como la capacidad de una sociedad para resolver problemas creando capital social y ampliando las oportunidades de sus ciudadanos. En palabras del filósofo José Antonio Marina, “una sociedad inteligente” logra eso, mientras “una sociedad estúpida hará lo contrario” . Marina señala cuatro grandes deseos que toda sociedad debería satisfacer: sobrevivir, disfrutar, vincularse socialmente y ampliar las posibilidades de vida. Al contrastarlos con la realidad nacional, el panorama es preocupante. Veamos. Supervivencia: La seguridad está comprometida. Tras casi dos décadas de “guerra contra el narco”, México alcanzó niveles históricos de violencia: más de 196 mil homicidios en el sexenio de López Obrador; dicho sea de paso, para unos el más violento de la historia y para otros el que busco enfrentar las causas. La estrategia de “abrazos, no balazos” no frenó a los cárteles; en regiones dominadas por el crimen, sobrevivir se ha vuelto un logro diario. Disfrute de la vida: ¿Puede una sociedad disfrutar cuando reinan inseguridad e impunidad? La corrupción sistémica contamina la vida cotidiana: 83% de los mexicanos la percibe como un problema frecuente. Vivir con miedo y trámites corruptos erosiona la calidad de vida. Vínculo social: La confianza, pegamento de la cohesión social, está debilitada. Los escándalos constantes y la impunidad (más del 90% de los delitos no se castigan, envían el mensaje de que la trampa prevalece. Cunde la sospecha y el “sálvese quien pueda”. Ampliar posibilidades: Una cultura próspera expande oportunidades, pero en México muchas vidas están limitadas por el compadrazgo y la falta de futuro. La corrupción desvía recursos de servicios básicos e inversiones. No es casual que México se ubique en el lugar 140 en percepción de corrupción (último de la OCDE). Ese entorno empuja a buscar el futuro fuera del país. La corrupción endémica y la narcoviolencia evidencian la falla en resolver problemas básicos. Abundan los desfalcos públicos y los políticos coludidos con cárteles. La “Cuarta Transformación” prometió erradicar esos males, pero la realidad contradice el discurso. Un expediente ciudadano documentó 100 casos de corrupción en Morena , revelando que la transformación a menudo refleja los viejos vicios. En otras palabras, el movimiento que prometió reformar el sistema está repitiendo desvíos de recursos, nepotismo y opacidad del antiguo régimen. Esta paradoja morenista —combatir la corrupción mientras se tolera a corruptos internos— ha generado desencanto entre sus propios simpatizantes. Al mismo tiempo, el narcotráfico corrompe y desangra al país. Autoridades coludidas con capos y comunidades sometidas al narco: signos de un tejido social roto. Una cultura que normaliza la “mordida” y convive con el narco se sabotea a sí misma. Morena llegó al poder con promesas de cambio, pero hoy enfrenta una crisis moral. Hasta su dirigencia admite que proliferan quejas contra militantes, mientras su Comisión de Honestidad poco logra. Militantes y votantes que creyeron en la regeneración ven con indignación cómo “los nuevos morenistas” caen en las mismas prácticas del viejo régimen. La promesa de erradicar la corrupción se siente traicionada donde siguen mandando los mismos caciques. Es un desencanto que revela un problema cultural de fondo. Puesto el diagnóstico. Desde las antípodas toca avizorar ahora algunas propuestas. Si México quiere dejar de fracasar, debe elevar su inteligencia social. Algunas propuestas desde la ciudadanía: Cero impunidad: Fortalecer el Sistema Nacional Anticorrupción con fiscales autónomos que castiguen la corrupción sin excepción. Sin consecuencias reales, robar seguirá siendo un “negocio” rentable. Vigilancia ciudadana y refacultamiento ciudadano. Crear consejos ciudadanos con poder para auditar gobiernos locales y federales, de obras públicas a seguridad. La sociedad, armada con datos y tecnología, ya documenta abusos; hay que institucionalizar esa vigilancia. Revolución cultural: Inculcar valores de honestidad y responsabilidad desde la escuela y el hogar. Premiar al funcionario honesto y al empresario que cumple la ley, para que dejen de ser vistos como “tontos” en una cultura que glorifica al listo. O regeneramos el capital social o nos hundimos en la “estupidez colectiva”. La elección es nuestra: reinventar la cultura para no fracasar o resignarnos a la decadencia.
- La causa remota, Trump y el magnicidio que no fue
En 1517 el Padre Bartolomé de las Casas – escribe Borges en un cuento titulado “La causa remota”- sintió pesar en su corazón de los indios que se extenuaban en los laboriosos infiernos de las minas de oro antillanas, y propuso al emperador Carlos V la importación de africanos para suplir dicha tarea. Debido a esa curiosa valoración de un clérigo, continua Borges, se devinieron infinitos hechos: los blues de Handy, el tamaño mitológico de Abraham Lincoln, Malcom X y Obama, agregaría yo. Un aleteo histórico que desembocó en un cauce de posibilidades para la nación americana donde el arrojo humano marcó la flecha de la historia. ¿En qué sentido? En un proceso contradictorio cargado de avances y retrocesos de capitalismo y progreso. Si lo sabremos en México, tan presa, a veces, de lo que algunos llaman jaula geopolítica. Algo similar ocurrió con Donald Trump, en un suceso para el cual han corrido ya, mares de tinta, pero que no se agota en su trascendencia política, económica y social, para la nación americana y para nuestro país. Según análisis de expertos en balística, la potencial bala asesina del tirador pasó rozando su oreja cuando el empresario giró la cabeza en un brevísimo momento para ver con mayor detenimiento una estadística. Si no se hubiera producido ese movimiento esporádico, quizá el final hubiera sido otro. Siguiendo a Borges ¿Qué causa remota ocasionará este suceso? Hagamos un ejercicio. El más inmediato, su triunfo arrollador. Así será porque Trump capitalizó de manera inmediata dicho incidente, y lo seguirá haciendo. Primero arengando que se encontraba bien y marcando una pauta de liderazgo; confíen. Soy fuerte y sé gobernar. Las balas no me hacen daño, soy su hombre de acero. Biden, no. La narrativa está puesta, y alguien tan astuto y mediático como él, sabrá aprovecharla. De acuerdo. ¿Y después qué? La polarización se ahondará. Sabedor de su relato, elegirá uno o varios enemigos, apelando a la emoción y pocas veces a los argumentos. Un virtual enemigo creado, en especial me preocupa. El aumento de la polarización en Estados Unidos, especialmente en el contexto de las elecciones presidenciales, ha exacerbado los retos relacionados con la identidad nacional y ha tenido un impacto significativo en la comunidad de migrantes mexicanos. Samuel Huntington, principal teórico de estas ideas, sostuvo que la identidad estadounidense, históricamente basada en una cultura central angloprotestante y principios liberal-democráticos, ha sido desafiada desde la década de los sesenta por movimientos multiculturalistas. Estos movimientos promovieron la diversidad cultural y cuestionaron la noción de una identidad nacional homogénea. En este nuevo contexto, los inmigrantes, especialmente los hispanos y mexicanos, son percibidos como menos asimilables debido a su gran número, proximidad geográfica a sus países de origen, y su tendencia a mantener su cultura y lengua materna. La alta concentración regional de inmigrantes hispanos, junto con la persistencia de prácticas culturales y lingüísticas, ha reforzado su cohesión comunitaria, pero también ha intensificado la percepción de amenaza entre algunos sectores de la población estadounidense. Según Huntington, la inmigración ilegal y la falta de asimilación plena son puntos críticos que alimentan la retórica antiinmigrante , afectando negativamente a los migrantes mexicanos en términos de acceso a servicios, oportunidades laborales y reconocimiento social. Esta situación no solo crea barreras para la integración de los inmigrantes, sino que también contribuye a una mayor fragmentación y división dentro de la sociedad estadounidense, poniendo en riesgo la cohesión y la estabilidad social del país. Este es parte del brebaje teórico del cual se alimenta Trump y el cual seguirá utilizando. ¿A dónde nos llevará semejante ejercicio? Tres diques contra la barbarie coinciden distintos teóricos se nos presentan como contención: Los sentimientos humanitarios La interiorización de las normas morales y; La creación de instituciones y reconocimiento de derechos Hoy día, el discurso de polarización en el mundo occidental y en especial en Estados Unidos, hace mella en el primero y en el segundo dique contra la barbarie. El escenario más peligroso, es cuando se comienza la destrucción de las instituciones que posibilitan la convivencia humana. Esas reglas del juego llamadas instituciones. ¿Es posible un quebranto de éstas? La historia, nos dice que, en efecto, lo es. Causas remotas, como escribiera Borges.
- Olimpiadas y Cultura de Paz
Del 26 de julio al 11 de agosto de 2024, poco más de dos semanas, se celebrarán los Juegos Olímpicos en París, exactamente 100 años después de que la ciudad de la luz los acogiera en 1924. Mientras, en México, por aquellos años Plutarco Elías Calles era elegido presidente y Álvaro Obregón regresaba provisionalmente a Sonora. Para esta justa olímpica, participarán más de 200 países en 32 deportes, con una paridad total entre hombres y mujeres por primera vez (5,250 mujeres y un número igual de hombres). Más allá de las cifras y las apasionantes historias que podremos presenciar, me gustaría llamar la atención sobre lo perdurable de los Juegos Olímpicos como institución. No solo en estos tiempos modernos, sino retomando la tradición de la antigüedad, cuando se celebraron durante poco más de 1,000 años. "Las cosas que han existido durante mucho tiempo no están 'envejecidas' como personas, sino envejecidas a la inversa. Cada año que pasa sin que desaparezcan duplica la esperanza de vida adicional", escribió Nassim Taleb en su libro de 2012 Antifrágil: Las cosas que se benefician del desorden . O, como dijo el Rey Alfonso X el Sabio: "Quemad viejos leños, bebed viejos vinos, leed viejos libros, tened, viejos amigos." Las Olimpiadas que esta semana han comenzado en París, son un ejemplo de algo que subyace más allá de lo meramente deportivo y que probablemente se seguirán realizando durante muchos años más, no por el elemento meramente deportivo, sino por crisol de valores que su realización idealmente encarna. Y es que las olimpiadas y los deportistas representa o cristalizan un ideal presente en la humanidad desde hace mucho tiempo: el de una sola humanidad, una cultura de superación y esfuerzo, igualdad de condiciones y respeto a las diferencias. Son un recordatorio de la imperiosa necesidad de persistir en la construcción de una cultura de la paz y superar los renacientes tribalismos. No se trata de ser ingenuo, en el mundo actualmente hay una permanente tensión, desde diferentes frentes y flancos. Desde la batalla cultural que muchos asumen, renovados debates sobre el choque de civilizaciones y los peligros producto del cambio climático; el avance sin regulación de la tecnología, la desigualdad, e incluso en materia demográfica, la disminución de la natalidad en los países del primero mundo. Pese a esto, los sapiens se resisten y se han resistido a verse reducidos a meras comparsas de su entorno. Por alguna extraña razón, buscamos apelar a desafíos más elevados también en positivo. Por tanto y partiendo de una agenda mínima de lo que podremos ver en estas olimpiadas, bien podríamos pensar para México, en clave de cultura de Paz, algunos elementos claves. A saber, propondría, sin ser demasiado exhaustivo, los siguientes puntos: Primero. Promover una educación que enseñe habilidades para la resolución pacífica de conflictos, el respeto por los derechos humanos y la diversidad cultural. Esto incluye desde la educación formal en escuelas y universidades hasta programas de educación no formal y aprendizaje a lo largo de toda la vida. Segundo. Fomentar la igualdad entre hombres y mujeres en todos los aspectos de la vida, reconociendo que la paz sostenible no puede lograrse sin la plena participación y empoderamiento de las mujeres. Tercero. Proteger y promover los derechos humanos fundamentales, garantizando que todas las personas puedan vivir con dignidad, libres de temor y de necesidad. Una agenda ya de sí complicada en un país tan desigual como México y tan azotado por la inseguridad. Cuarto. Promover un desarrollo sostenible que satisfaga las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades. Esto incluye la justicia económica, social y ambiental. Quinto. Cultivar el respeto por la diversidad cultural, religiosa y étnica, y promover la tolerancia y la comprensión mutua entre diferentes comunidades y regiones. En definitiva, es un bueno momento para detenernos y disfrutar de estos juegos olímpicos, más allá de su faceta cultural y hegemónica que, aunque la tienen, nos permitan también recuperar los elementos más elevados de la especie humana. Desde la convivencia, la competencia, la superación y el intento perenne de la humanidad y los individuos por ser sobrestantes de uno mismo.