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¿Por qué el Sur no necesita caridad, sino justicia y cooperación?

  • Foto del escritor: José Ojeda Bustamante
    José Ojeda Bustamante
  • 13 feb
  • 5 Min. de lectura


 “Hay suficiente para nuestras necesidades, pero no para nuestra avaricia.”

Ghandi

 

La reconocida ambientalista Dana Meadows sostenía que una de las leyes fundamentales del mundo era la ley de la suficiencia. La naturaleza, escribió alguna vez, nos dice que tenemos "justo lo que hay y nada más. Esta cantidad de tierra, de agua, de luz solar. Todo lo que nace de la tierra crece en su justa medida y después se detiene. El planeta no se hace más grande, se perfecciona. Sus criaturas aprenden, maduran, se diversifican, evolucionan, crean asombrosas bellezas, novedades y complejidades, pero viven dentro de límites absolutos".


Al contrastar las teorías económicas con las leyes evidentes de la naturaleza, Meadows observaba que, mientras la legislación económica establece una condición de escasez y nos impulsa a consumir, producir, competir y dominar sin freno, el equilibrio natural aboga por una coexistencia armónica donde la competencia y la cooperación se entrelazan en un ciclo de vida, crecimiento y muerte.


La Economía nos dice: compite; solo en la competencia podrás crecer y expandirte. Pero la Tierra nos advierte: compite, sí, pero dentro de límites; no destruyas a tus competidores, coopera cuando sea posible, comparte los recursos y respeta los ciclos naturales.

¿Y qué relevancia tiene esto para el Sur de México? Mucha.


El Sur de nuestro país ha sido históricamente una región de vastas riquezas naturales y culturales, pero también de profundas desigualdades y migración constante. Las políticas económicas tradicionales han fallado en equilibrar estos dos aspectos, provocando la explotación de recursos y la marginación de comunidades enteras. Sin embargo, bajo la administración de Andrés Manuel López Obrador, han surgido proyectos que buscan un desarrollo más sostenible y equitativo para la región, como el Tren Maya y el Programa Sembrando Vida, que no solo buscan generar empleo y preservar el medio ambiente, sino también frenar la migración al ofrecer alternativas económicas viables.


El equilibrio, sin embargo, ha sido delicado y muchas veces la crítica se ha centrado en el ecocidio que presumiblemente también se ha cometido.


Por eso es importante tender puentes y abordar otras perspectivas.


El movimiento cooperativo indígena en la Sierra Nororiental de Puebla, “Tosepan Titataniske”, es un ejemplo de cómo la suficiencia puede aplicarse en la práctica. Ellos han entendido que para mantener su entorno y asegurar un futuro sostenible, deben manejar sus recursos con responsabilidad, utilizando el dinero como una herramienta para proteger la selva tropical y no para destruirla. Este enfoque, aunque nuevo para ellos, se basa en sus valores tradicionales de respeto a la vida y la tierra.


En un contexto más amplio, si miramos hacia nuestra geografía, veremos que el Sur de México, Centroamérica y el Caribe están llenos de fortalezas: riquezas naturales, un fuerte sentido de comunidad, y una profunda conexión con la tierra. No obstante, también encontramos una actitud de victimismo en algunos sectores, alimentada por actores que lucran con la pobreza y la ignorancia de nuestra gente.



El tema migratorio sobresale en este sentido como un elefante en la sala. Según los datos de la Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas, de la Secretaría de Gobernación, la frontera sur (Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana Roo) sumaron el mayor incremento del país, pues pasaron de 66,416, en 2024, a 383,618 eventos de personas de otra nacionalidad.


La justicia es esencial y no debe confundirse con caridad.


Las grandes potencias deberían enfocarse en dejar de explotar nuestros recursos, en lugar de ofrecer "ayuda" que perpetúa la dependencia. El verdadero cambio se dará cuando se promueva la cooperación genuina, no solo a nivel internacional, sino también dentro de nuestras propias comunidades, para enfrentar los retos del cambio climático y la migración.


La cooperación y el desarrollo sostenido son claves para la supervivencia no solo del Sur, sino de toda la humanidad. En este escenario, los proyectos de López Obrador representan un intento de equilibrar la balanza, ofreciendo alternativas a la migración y promoviendo un desarrollo que respeta los ciclos naturales, fomentando un Sur que no solo sobrevive, sino que prospera dentro de los límites de la suficiencia. “Hay suficiente para nuestras necesidades, pero no para nuestra avaricia.”

Ghandi

 

La reconocida ambientalista Dana Meadows sostenía que una de las leyes fundamentales del mundo era la ley de la suficiencia. La naturaleza, escribió alguna vez, nos dice que tenemos "justo lo que hay y nada más. Esta cantidad de tierra, de agua, de luz solar. Todo lo que nace de la tierra crece en su justa medida y después se detiene. El planeta no se hace más grande, se perfecciona. Sus criaturas aprenden, maduran, se diversifican, evolucionan, crean asombrosas bellezas, novedades y complejidades, pero viven dentro de límites absolutos".


Al contrastar las teorías económicas con las leyes evidentes de la naturaleza, Meadows observaba que, mientras la legislación económica establece una condición de escasez y nos impulsa a consumir, producir, competir y dominar sin freno, el equilibrio natural aboga por una coexistencia armónica donde la competencia y la cooperación se entrelazan en un ciclo de vida, crecimiento y muerte.


La Economía nos dice: compite; solo en la competencia podrás crecer y expandirte. Pero la Tierra nos advierte: compite, sí, pero dentro de límites; no destruyas a tus competidores, coopera cuando sea posible, comparte los recursos y respeta los ciclos naturales.

¿Y qué relevancia tiene esto para el Sur de México? Mucha.


El Sur de nuestro país ha sido históricamente una región de vastas riquezas naturales y culturales, pero también de profundas desigualdades y migración constante. Las políticas económicas tradicionales han fallado en equilibrar estos dos aspectos, provocando la explotación de recursos y la marginación de comunidades enteras. Sin embargo, bajo la administración de Andrés Manuel López Obrador, han surgido proyectos que buscan un desarrollo más sostenible y equitativo para la región, como el Tren Maya y el Programa Sembrando Vida, que no solo buscan generar empleo y preservar el medio ambiente, sino también frenar la migración al ofrecer alternativas económicas viables.


El equilibrio, sin embargo, ha sido delicado y muchas veces la crítica se ha centrado en el ecocidio que presumiblemente también se ha cometido.

Por eso es importante tender puentes y abordar otras perspectivas.


El movimiento cooperativo indígena en la Sierra Nororiental de Puebla, “Tosepan Titataniske”, es un ejemplo de cómo la suficiencia puede aplicarse en la práctica. Ellos han entendido que para mantener su entorno y asegurar un futuro sostenible, deben manejar sus recursos con responsabilidad, utilizando el dinero como una herramienta para proteger la selva tropical y no para destruirla. Este enfoque, aunque nuevo para ellos, se basa en sus valores tradicionales de respeto a la vida y la tierra.


En un contexto más amplio, si miramos hacia nuestra geografía, veremos que el Sur de México, Centroamérica y el Caribe están llenos de fortalezas: riquezas naturales, un fuerte sentido de comunidad, y una profunda conexión con la tierra. No obstante, también encontramos una actitud de victimismo en algunos sectores, alimentada por actores que lucran con la pobreza y la ignorancia de nuestra gente.


El tema migratorio sobresale en este sentido como un elefante en la sala. Según los datos de la Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas, de la Secretaría de Gobernación, la frontera sur (Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana Roo) sumaron el mayor incremento del país, pues pasaron de 66,416, en 2024, a 383,618 eventos de personas de otra nacionalidad.


La justicia es esencial y no debe confundirse con caridad.


Las grandes potencias deberían enfocarse en dejar de explotar nuestros recursos, en lugar de ofrecer "ayuda" que perpetúa la dependencia. El verdadero cambio se dará cuando se promueva la cooperación genuina, no solo a nivel internacional, sino también dentro de nuestras propias comunidades, para enfrentar los retos del cambio climático y la migración.


La cooperación y el desarrollo sostenido son claves para la supervivencia no solo del Sur, sino de toda la humanidad. En este escenario, los proyectos de López Obrador representan un intento de equilibrar la balanza, ofreciendo alternativas a la migración y promoviendo un desarrollo que respeta los ciclos naturales, fomentando un Sur que no solo sobrevive, sino que prospera dentro de los límites de la suficiencia.

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